Berlin ist Dufte

Si Goethe escribió: duft quiso decir aroma. Si Nina Hagen grita: dufte, en el alemán dialectal berlinés, todos entienden algo así como piola, está rebueno, super, genial. La canción Berlín ist dufte (Berlín está genial), vieja canción de los años 20, reconstruida y cantada por Nina, la podés escuchar en Youtube.

Nina tiene razón, La vida cotidiana en Berlín puede ser rutinaria pero está llena de sorpresas. Estoy hablando de principios de los 90, el muro no estaba, lo punk reinaba. Nosotros vivíamos en Moabit, una zona especial, con muchos inmigrantes turcos y orientales y algunos argentinos que le habían enseñado al carnicero armenio del mercado a rescatar el matambre intacto, toda una proeza en ese entorno. Yo trabajaba como diseñador para España, dibujaba de a ratos y seguía recontra enamorado de Nina Hagen, quien jamás tuvo la gentileza de darme bola.

Mi obligación como abuelo era llevar a mi nieto a su colegio bilingüe en Savignyplatz, antes de entrar los padres nos entendíamos en castellano con todos los acentos que nuestras nacionalidades aportaban, mientras los chicos entre ellos jugaban en alemán. Un padre colombiano se me acerco y me dijo:

—Lorenzo, mi abuelo te espera en el café de la estación.

Hacía tiempo que deseaba escuchar esta noticia.

Miren arriba la foto aérea. Verán que frente a la escuela corre la S Bahn, el tren elevado. En los arcos Bajo las vías, funciona una librería brutalmente atractiva y en la estrecha calle lateral bajo un arco, el «Café de los italianos» que te brindaba una obra de arte en cada pocillo «spresso».

Abajo verán la escena desde el otro lado: (A) asoma la fachada del colegio. (B) la S Bahn, (C) los arcos de la librería. (D) la calle lateral peatonal que llega al café.

Transcribo lo conversado con el viejo Konrad Stampa

— ¿Toma un café?, le pregunte en español, a ese hombre muy anciano.

Asintió con la cabeza y agregó con una sonrisa: —A un colombiano como yo eso no se le pregunta, me mantengo vivo a café, pero no se lo diga a mi médico.

En un castellano muy fluido, pronunciado en alemán cerrado, el hombre agregó: —Me dijo mi nieto que usted quiere saber que pasó. Asentí con la cabeza. El comenzó a contar:

—SCADTA era la sigla de la Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo, la primer empresa aérea alemana establecida en Sud América y respondía a los planes expansivos del nazismo.

Mientras hacemos lugar para apoyar las tacitas sobre la mesa, el hombre siguió hablando:

—Volábamos aviones Ford, unos trimotores norteamericanos de lata, muy parecidos al Fokker. Mi amigo Hans Thom, al mando de su avión, bautizado “Manizales” esperaba a un costado de la pista de tierra, cargado de pasajeros y combustible, Hans era muy bueno volando trimotores.

—Usted debe haber sido muy joven, interrumpí.

—Tenía 14 años, había mentido la edad para ser aprendiz de mecánico, era un chico que estaba deslumbrado por los aviones y el trópico.

Le dio un sorbo a su café y agregó:

—El otro avión, el F-31, también un trimotor Ford, debía despegar primero. Su piloto y propietario Ernesto Samper Mendoza, un pionero de la aviación venezolana, pero con poca experiencia en volar trimotores, esos aviones tenían motores de mierda y coordinar su potencia era un arte, además el aeródromo de Medellín podía ser complicado. Lo demás usted lo sabe, esta en el informe y salió en los diarios, la única diferencia es que yo lo vi.

Continuó su relato:

—El F-31 empezó su carreteo, mientras tomaba velocidad, experimentó un ligero desvío a la izquierda que Samper corrigió, entonces dio un pequeño salto y volando a cuatro o cinco metros de altura se desvió bruscamente a la derecha, hacia donde estaba estacionado el “Manizales”. Con el ala ligeramente levantada, como para evitarlo, el F-31 intentó girar pero descendió y chocó de frente al otro avión. El ruido llegó después, primero vi la bola de fuego y el humo negro, grité y corrí, pero el calor no me dejó acercar. El viejo quedó callado mirando sin mirar la tacita vacía.

—Y allí murió Gardel, dije.

—Me parece recordar, agregó sin escucharme, que entre las pocas cosas que se salvaron, había una partitura con los bordes ennegrecidos de una canción: Mi noche… Mi noche…

—“Mi noche triste” complete yo.

—Sí esa, dijo el hombre.

Así me lo contó el viejo Konrad Stampa en Berlín, en el Café de los italianos, que ocupaba uno de los arcos que sostienen las vías de la S-bahn, en Savignyplatz, cerca de donde nace o muere la calle Ku-Dam.

(1) Rara foto de Gardel dentro del avión.
(2) Trimotor Ford, se los bautizó Thin Goose, «Ganso de lata».
(3) Un dibujo mío, hecho en esos días.
(4) Escena de la película «El día que me quieras» 1935. Gardel con Tito Luisiardo, El niño que figura en la escena filmada en Nueva York, es Astor Piazzola.

Contento con la primicia del accidente, silbando un tango volví pedaleando a Moabit. (Una bici chota, te convierte en el rey de Berlín). Entré en la disquería del turco Endogan y, con Gardel cantándome en la cabeza se me ocurrió pregunte si tenía algún tango. Estos son tangos y me alcanzó un cd, Así conocí a Ibrahim Özgür «el Gardel del Bósforo».

Supe entonces que en los años 20 y 30 , el tango fue muy popular en Turquía. Para muchos compositores y cantantes turcos, el tango, importado de París, fue el primer contacto que tuvieron con la música “occidental”. Con la ayuda de músicos armenios y judíos, el tango se estableció rápidamente. En el tiempo Estambul era una ciudad cosmopolita, con muchos extranjeros, un público elegante e innumerables discotecas.

El primer hombre en ganarse una audiencia fue este Ibrahim Özgür. Nacido en Estambul en 1905. Con 16 años, se fue a Ankara a estudiar clarinete y saxofón. Terminado el estudio volvió a tocar en clubes nocturnos en Estambul. Fundó su propia orquesta de tango y se hizo famoso por sus arreglos. En 1931 comenzó la aventura de su vida: Él fue a una gira de conciertos 7 años hasta el Lejano Oriente. Esta gira comenzó en Beirut y lo llevó a la India, Java, Sumatra, Singapur y Ceilán. Özgür regresó a Estambul a través de Inglaterra, donde abrió su propio club “Ates Böcekleri”, la “Luciérnaga”.

Su primera grabación data de 1938. Escribió muchas letras de tango y su voz aterciopelada era apropiada para el tango romántico.

Los tangos de Ibraim, son impecables, a veces con sonoridades propias de Pugliese, pero su naturaleza le tira, desde el fondo de su orquesta un golpe de pandereta subraya una frase, te recuerda: estamos en medio oriente.

Después de estas experiencias solo pude gritar fuerte Berlin ist Dufte!!!

Escuchá a Ibrahim Özgür. en Youtube especialmente la delirante canción con que homenajea a nuestro país: la canción se llama «Aryantina»

por Lolo Amengual