Goya en UNTREF

El sábado 28 de mayo se inauguró una muestra sobre grabados de Francisco Goya. Podremos ver imágenes originales de todas sus series, es decir: de los Caprichos, Los horrores de la guerra, la Tauromaquia y los Disparates. Posiblemente se muestren también algunas piezas sueltas como la serie de copias de Velázquez y alguna litografías póstumas. (Esta es mi fantasía, producida por mi «gula de ojo», ya que desconozco el desarrollo y el contenido de esta muestra, que estimo, estará colgado un par de meses).

MUNTREF y Goya: en «El sueño de un genio»

Dice una gacetilla:

  • Se trata de una exposición que pone en diálogo el patrimonio del museo Lázaro Galdiano de Madrid, el del museo Castagnino de Rosario y el del Museo Nacional de Bellas Artes, asi como piezas procedentes de algunas colecciones privadas a partir de la hipótesis de trabajo establecida por el curador-investigador Ángel Navarro, ligada a las presencias del pueblo y la cultura popular en el trabajo de Goya como a la urgencia de las imágenes, su modernidad y vigencia.
  • La muestra presentará un repertorio de mas de 100 piezas entre grabados, pruebas de estado y pinturas realizadas por el maestro español de comienzos del siglo xix, también incluirá una zona dedicada a presentar, à partir de las páginas de la enciclopedia de Diderot y D’alembert (1751-1772) y de elementos y herramientas de taller, las claves de la técnica del grabado usada por Goya.
  • La muestra incluye también la obra de Juan Carlos Romero: Goya y la república 1936-1939 , en la que el artista argentino planteó el encuentro entre fragmentos de imágenes de Goya, fotos de la guerra civil española e intervenciones gráficas que dan al conjunto una fuerte presencia estético-política de gran actualidad.
  • Se incluyeron numerosas actividades complementarias: presentación de artistas grabadores contemporáneos que compartirán sus experiencias técnicas, de especialistas en pintura y grabado de los siglos xviii y xix, Y encuentros sobre la vigencia de Goya durante distintos episodios del siglo xx. También se presentarán los especialistas del centro de investigación en arte, materia y cultura de Untref.

Mi historia personal con Goya

En los últimos cinco años le escribí 82 cartas a Goya, al que doy por vivo. Acompañe esas cartas con dibujos y esgrafiados. ¿Es esto un acto delirante? No, es un serio ejercicio de literatura ilustrada.

Así comienza mi primera carta

Amigo Goya:

Te escribo desde Buenos Aires. Te trataré de vos, de tú y de che, nuestro idioma es flexible y lo permite; además, nuestra vieja amistad habilita esta licencia, amistad confiada donde siempre respondiste a mis preguntas con imágenes. El nuestro es un diálogo cómplice de mirada y reflexión, nada de voz alta, ya que cuando intento hablarte me dicen que hace más de ciento ochenta años que has muerto exiliado en Burdeos. ¡Otra mentira de los franceses!

Para mí sigues vivo. Sordo y viejo puede ser, pero vivo y avispado (compartimos algunas cualidades). Y si no lo estás, en el sentido de que ni un trago de vino ni una morcilla pueden pasar ya por tu garguero, no se nota ese efecto en tus grabados, que de tan frescos, aún no se los puede tocar.

A ambos nos tocó transitar tiempos turbios —no fuimos los únicos: nos acompañaron para su bien o su mal nuestros contemporáneos, aquéllos que perdieron y también los que ganaron— ¿Todos los tiempos serán turbios? […] Tu didáctica es agria y áspera —tienes tripas de campesino—. Aleccionas caricaturizando, te ríes de nosotros, pero comienzas por ti. Los Caprichos son el
instrumento, creaste un enigmático y portátil teatrillo de imágenes. Las encerraste en una carpeta privada, siempre a mano, apta para mirar de cerca y observar una y otra vez su contenido, que permite sonreír sin temor a la censura y conspirar en soledad o en compañía. Esas estampas forman un muestrario de caracteres y situaciones —« invenciones ideales» dirías tú— que se despliegan distorsionadas frente a nosotros y como ocurre con las imágenes de esos espejos curvados, que a veces se instalan en las ferias para divertir a quién en ellos se reflejan. […]

Así termina mi última carta

[…] En 1819 compraste una casa, la «Quinta del sordo», que no fue bautizada así por ser tú sordo, sino porque quién te la vendió también lo era. Allí te encerraste a crear en sus paredes tus descomunales pinturas negras, un acto de libertad individual sin precedentes que te cambió a vos y a la historia del arte para siempre.

Ortega y Gasset, el filósofo —no estoy seguro de que te haya entendido a fondo— escribió: «…en este Goya brota repentinamente y por primera vez el Romanticismo, creando un mundo de seres misteriosos y demoníacos que el hombre lleva en el subterráneo de su ser. […] Porque, quede dicho ya a límine: Goya es un monstruo, precisamente es el monstruo de los monstruos, y el más decidido monstruo de sus propios monstruos».

Paco, para tu coleto: el Romanticismo fue un movimiento cultural y político nacido a finales del siglo XVIII; es una reacción revolucionaria contra el pensamiento racionalista de la Ilustración. Prioriza sensaciones que vos sentiste: el valor de los sentimientos y la búsqueda de la libertad auténtica.

Y será esa libertad, la que se muestra en el humus fértil de tu intuición y tus sueños tenebrosos.

A tus 82 años, poco antes de morir en 1828, exiliado en Burdeos, sobre un dibujo hecho con lápiz litográfico, posiblemente tu último intento de retratarte, o quizás de burlarte de tu propia vejez, escribiste «¡Aun aprendo!»: una genuina verdad, una simple declaración de vida.

Un abrazo, viejo amigo.

Hasta la Victoria… Secret!

Otra carta a Goya: Los sueños de la razón producen monstruos

Francisco:

Esta estampa iba a ser la carátula de tu colección de grabados, cuando pensaste llamarlos: «Sueños». Rebautizados definitivamente «Caprichos», tu autorretrato con chistera ocupó ese lugar inicial y enviaste «Los sueños de la razón…» a la mitad de la edición, como una especie de portadilla que enunciaba de la parte más nocturnal, «embrujada» y oscura de tus Caprichos.

En «Los sueños de la razón…» te retrataste como un durmiente rodeado de pesadillas. Escribiste entonces: «La fantasía abandonada por la razón produce monstruos imposibles». Si así defines a la psicosis eres un precursor. Vislumbraste que el subconsciente, parte fundamental de nuestra naturaleza, sin la razón que lo conduzca descarrila en locura. Luego señalaste el contra-efecto, agregaste: « [la fantasía]…unida a ella [a la razón], es la madre de las artes y produce maravillas».

Una de esas maravillas es esta estampa. Me animaré (con impunidad) a opinar sobre ella.

Menciono un libro: «Iconología», de Cesare Ripa (1555/1622). Allí se registran y describen los atributos, los signos convencionales que cada figura alegórica debe mostrar, para que cumplir con su función: hacer visible, facilitar la comprensión conceptual de lo que representan. Es fácil de entender: una mujer vestida a la romana, ojos vendados, una balanza en su mano izquierda y en la derecha una espada, se nos presentará a aquellos que somos parte de una determinada cultura, como la representación de la Justicia. El libro de Ripa describe los atributos de cientos de alegorías. Fue muy utilizado por los artistas de tu tiempo, tu cuñado Francisco Bayeu y vos mismo lo deben haber consultado a menudo.

No hay duda de que eres tú el durmiente; apoyas los brazos sobre pinceles y papeles dibujados. La pesada cabeza enterrada entre ellos y las piernas cruzadas, son claros atributos de la representación de la melancolía.

Paco, quizás cuando te dibujaste estabas desesperado, deprimido, con tanto ruido en el bocho e impedido de concretar tus visiones. Los animalitos que te rondan tienen dos tonalidades: los muy oscuros, casi todos murciélagos, seres de la noche, asociados a la melancolía. Otros bichos más claros, reflejan tu luz, parecen amigables y tratan de animarte. A tus pies, desde el piso, te mira un gran lince con sus ojos penetrantes que pueden ven en la noche, símbolo de la fantasía según algunos. A tu derecha un mochuelo te ofrece un pincel y los otros que te rodean parecen cubrirte. Son las mascotas de Atenea, diosa de la sabiduría y protectora de las artes y de los artesanos.

Querido Francisco, estoy seguro que con esas mascotas a tu lado, al despertar encontrarás la luz que te serene, sin necesidad de otra ayuda.

Consulté sobre esta estampa con otro Pancho, mi amigo Pancho Ramos. Así me contestó: «Enterarme de que le escribís cartas a un muerto, aunque sea Goya, y empleas tus días para reflexionar sobre Ripa, la melancolía y sus anexos, me preocuparon. Pensé que una sobredosis de moscato te había demolido. Luego, miré a mi presente, observé la realidad que nos rodea y, debo retractarme, es probable que dedicarse a discurrir sobre estos temas sea un ejercicio sanador, tu fórmula personal para mantenerte cuerdo».

¿Qué te ofrece mi tiempo?, te lo muestro en mi dibujo: televisión a color en pantalla grande. También la posibilidad de adquirir un sillón blando y, entre varias miserias, al menos tres males para joderte la salud: tabaquismo, sobrepeso y vida sedentaria.

Murciélagos hay, pero encerrados en revistas y películas y tienen dueños, para invocarlos los debes alquilar. El nombre del más conocido es «Batman».

Mochuelos, no sé si quedan vivos. Vi algunos moldeados en vidrio, fabricados en China, que sirven como floreros.

Puedes proveerte pingüinos de cerámica barata, que por aquí utilizamos como jarras para servir vino ordinario. ¿Materia viva?: podrás adoptar perro o gato.

Al obeso de mi dibujo. La comida chatarra y el deseo indigesto se les mezclaron. Estómago y cerebro son uno. La oferta publicitaria que brilla en la pantalla y le promete que si compra ese automóvil, su vida será otra, es para él inalcanzable.

Deprimido y rabioso, sólo le atina a insultar al gobierno de turno y odiar a los inmigrantes que, según él, le quitan el trabajo (trabajo que si se lo ofrecieran jamás aceptaría). Pasado un tiempo el sueño lo tumbará, terminará roncando pesadamente con la boca entre abierta y, posiblemente, una linea de baba en la comisura de sus labios.

Te lo aseguro Francisco. Los sueños de la TV ¡producen gordos!

Lorenzo

Va abajo mi maja criolla a la siesta, en verano.

Para ver todas las imágenes de los Caprichos y los Horrores de la guerra recurrir a Wikipedia.

por Lolo Amengual